Autor: Enrique Daniel Austin-Ward
Mientras pensaba sobre cómo escribir este breve artículo, buscaba la más adecuada secuencia de argumentos para abrirme paso a la justificación y la aceptación en las conciencias, pero terminé decidiendo ir al grano y simplemente decir: “todo inicia desde la Genética”. Y, “la Genética está en el punto de partida de toda práctica clínica inteligente y bien razonada” … o al menos, debería estarlo. Y estoy convencido que va a estarlo con toda certeza.
A pesar de que esta no es una necesidad de afirmación y autoconvencimiento, y que una afirmación de este calibre pudiese en principio sentar mal por su posible tiente egocentrista y aparente falta de humildad, nada está más lejos de nuestra real intensión.
El propósito de este escrito es hacer ver que estamos, desde un par de décadas, asistiendo a un cambio de paradigma ineludible y urgente en la comprensión del balance salud-enfermedad, y que ésta no es una afirmación arbitraria, sino que está basada en la lógica robusta de la literatura y evidencia científica. Por lo tanto, este cambio de paradigma requiere especial atención para que los cambios en la comprensión del origen de las enfermedades se produzcan con mayor eficacia ya sabemos que la ciencia moderna avanza aceleradamente poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación rápida a todos estos cambios.
Junto a los cambios en la técnica, que son los más fáciles de percibir, se van sucediendo cambios en los paradigmas o modelos de pensamiento, que muchas veces ocurren de manera más silenciosa y que demandan cambios en las estructuras y modelos de atención en salud que son más difíciles de implementar, debido a la complejidad de la vida cotidiana, y la necesidad de reeducación. Esto quiere decir que se requiere de cambio en las costumbres y en la forma de pensar.